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Cap 2 Luna. Algo en comun

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Cap 2: Luna. Algo en común.

Y ya que les conté de Laxio, es hora de que les hable de la tierra de aquellos que pertenecen a los Animales. Así como los pertenecientes al cielo ellos también estaban dividos: Los Míticos: los hijos de los dragones, Los del Aire: los hijos de las águilas y algún otro ave, Los Salvajes: los hijos de los lobos y Los Guerreros: los hijos de las serpientes y algún otro reptil.

Laxio de niño era valiente e independiente, correteaba por el parque, siempre fue muy valiente y aunque su vida no fue fácil siempre tuvo amigos: uno de ellos fue Sissifo, hijo de las serpientes y Flame hijo de los dragones.

-¿Quiénes son ellos? – preguntó Ceres señalando una foto colgada.

- Bueno ellos son mis amigos Flame y Sissifo – decía Laxio con una mirada algo nostálgica - ¿Tienes amigos? – preguntó.

Sectía bajo la mirada, se dio cuenta que con tanto entrenamiento, Ceres estaba perdiendo parte de su infancia y adolescencia.

- ¡Sí! – dijo Ceres contento – Sectía es mi amiga – y la abrazó muy fuerte.

Y a ella se le cayó una lágrima
Pero Ceres tenía otra amiga dentro de su reino, una niña llamada Lumínica, de pelo rubio y ojos rojos, fuerte y alegre. Pero desde que empezó el entrenamiento no la veía seguido…

- Está oscureciendo, voy a escender las velas – dijo y mirando las velas se acordó de aquellos días…

- ¿Y tus amigos? – preguntó Ceres.

Era un chico muy inteligente.

- Sissifo vive en las rocas húmedas cerca del lago Devan, hace rato que no lo veo y Flame desde que terminaron por el momento las guerras no lo volví a ver.

Bueno cada raze tenía su particularidad, tanto física como personalmente. Los Míticos (hijos de los dragones) eran seres muy nobles, a diferencia de los que se pueda llegar a imaginar, que respetaba al prójimo, era fuertes guerreros, seres muy cariñosos, románticos algunos, leales y fieles. Ellos tenían varias cualidades de aquellos seres, algunos tenían alas, otros lanzaban fuego por la boca, eran de carácter fuerte. Decididos y valientes. La piel de los hijos de los dragones, aunque al tocarla uno no podía notar la diferencia y a través de ella podían sentir como cualquiera, era una piel dura como las escamas de los dragones.

- ¿Este es Flame? – preguntó Ceres señalando la foto.


- Si, es él. Recuerdo cuando volaba sobre su lomo y me llevaba al río Org.

El río Org era uno de los más conocidos y bellos de todo Xitron. Allí iban a bañarse y a refrescarse todos las razas, era el más largo y profundo. Allí iban Laxio y Flame de niños.
Laxio era aún más bello cuando sonreía como en esos momentos y sobre todo cuando la luz del sol del mediodía, Lix, brillaba en sus ojos.

- ¿y quién es él? – Ceres seguí preguntando.

- Sissifo –

Los guerreros, los hijos de las serpientes también tenían cualidades de sus ancestros. Habían heredado sus ojos, y su forma de hablar, también algunos heredaron ese color verde de los reptiles. Eran astutos y muy “despiertos”, pero al contrario de lo que se pudiera pensar, no eran engañosos, ni viles, ni crueles. Eran eso sí algo solitarios. Ellos vivían en sus casas, en las rocas del río Iux, seres inteligentes y sabios.

- ¿A Viento del sur la volviste a ver? – preguntó Sectía viendo una imagen en la pared.

- Si, vuelve para estos lados cada vez que el clima comienza a ponerse más y más frío.

Viento del sur pertenecía a los del aire, hija de las águilas. Los del Aire amaban la naturaleza, cosa que no implica que las demás especies no lo hicieran, ellos vivían en las montañas más altas del Valle Eurock. Tenían alas y plumas, y podían volar muy, muy alto. Sus plumas eran muy hermosas y brillantes. Eran ágiles, valientes y veloces. Los descendientes de las aves eran también seres muy nobles, eran muy guardianes de los suyos. Sus manos o pies se convertían en garras, tenían muy buena vista, desde arriba podían ver a la perfección lo que pasaba en la tierra.

Y el último clan, especie que queda es los Salvajes, hijos de los lobos, llamados comúnmente: Los lobos del Norte. Bueno allí comienza la historia de Laxio, hijo de la más hermosa de los lobos del Norte, su nombre era Kabu. El clan de los lobos también estaba divido en tres partes: Los lobos de las praderas, los lobos del bosque y los lobos de los hielos. Los salvajes también tenían  de sus parientes, tenían su misma agilidad, algunos eran algo solitarios, la mejor hora o el mejor momento para ellos era la noche, tenían sus mismos ojos, eran hermosos, tenían en algunas partes de su cuerpo pelos de lobo.
Y el mejor momento de la noche era cuando estaba la luna llena.

- Esto es un mapa – dijo Ceres viendo un papel cubierto por una especie de vidrio.

- Sí – dijo Laxio – Es un mapa de mi tierra.

Aunque él ya no vivía allí, seguirían siendo su tierra.

Se podía ver al sur las montañas de Eurock, al norte el lugar del origen de Laxio, al oeste los lagos y ríos con sus rocas, y al este los bosque y las cuevas de los Míticos.

Siempre han vivido en armonía, cada raza vivía bajo sus costumbres y muchas veces compartían cosas y tenían otras en común. Y no solo entre ellos sino también con los demás. Los pertenecientes al cielo, más precisamente los nocturnos y los hijos de los lobos tenían algo en común que seguramente adivinaran: La Luna. En una noche fue donde se encontraron los padres de Laxio, Kabu y Varish, la luna era para ellos un elemento muy fuerte, ese día Kabu con la luz de la luna parecía aún más hermosa y Varish sucumbió ante su belleza, se acercó despacio y comenzaron a charlar, se dieron cuenta que tenían mucho más en común de lo que ellos pensaban, y eso se convirtió en amistad, luego en amor y de ese amor nació Laxio.

Muchos de sus seres queridos no lo entendían y vieron el lado negativo del asunto. Pero nadie sabía que la mezcla de ambos padres, de ambos lados sería algo de mucha ayuda, más, mucho más adelante…

- Te juego una carrera – dijo Laxio.

- A ver quién gana – gritó Ceres al salir corriendo.

A pesar de su trágica vida, Laxio siempre miraba hacia adelante y con una sonrisa.

- Vuelvan rápido, no se pierdan – dijo Sactía.

Y al no tener a su hermano cerca, con quien jugaba de niño, Ceres encontró en Sactía y Laxio sus ejemplos a seguir, a él también le había tomado mucho cariño. Laxio al ser hijo único había encontrado en el pequeño a un hermanito menor.

Sectía disfrutaba verlos jugar, correr, aunque fuese de noche. Para ella Ceres, Laxio, Iris y Alex formaban parte de su familia. Alex e Iris apoyaban la relación que tenían los tres, porque sabía que Ceres quería y admiraba mucho a su maestra y su amigo, así como quiso mucho a su hermano, aún lo quería.

Así son aquellos que pertenecen a los animales, sobre todo los lobos del norte, fieles, leales y cariñosos. Y eso era lo que le hacía falta a Ceres, cariño. Más allá del cariño de sus padres.

- Chicos entren, el frío comienza a subir.

- Ahí vamos.

Eran una linda familia.

Durante todas las eras de Xitron nunca antes se había unido tanto tres personas tan diferentes entre sí….Durante todas las eras del planeta nunca antes había existido reyes tan comprensivos…



Y Nosotros creemos que es lo que hace falta para cuidar a los demás: Buenos maestros, buenos amigos, valentía, decisión y un camino por seguir…
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MINERVUS's avatar
Un buen manejo de la redacción a la hora de describir a los personajes y sus historias de una forma para nada tediosa. No soy experto, pero llego a batallar a la hora de hacer algo así, sonando en algunos momentos tedioso. Pero tu me has mostrado como poder hablar de la mitología entera de unos personajes sin sonar excesivo. Me encantó eso :- D

También me fascina el mundo que estas construyendo. Bastante consistente. No encontré errores de ortografía que resaltar. Esto va mejorando :- )

A por el tercero.